En octubre de 2001 me publicaron un libro de desamor, cuando ya llevaba escrito la mitad de lo que sería un poemario de amor. Estas cosas suelen suceder así. Abres una ventana para ventilar la habitación y la corriente de aire cierra la puerta de golpe.
Aquel libro desapareció de las librerías casi al tiempo de ver la luz. Y Regadío lo conservo como se guardan (y donde se guardan) las cosas que importan; con la validez justa para no envanecerse ni renegar de uno mismo.
El poema que concluía aquel libro de desamor llevaba por título “Testamento del que nace”, porque algunas cosas que entonces no encajaban empezaron a encajar de otra manera. Luego, ya en Regadío, repetí el título para uno de sus poemas porque sí.
En uno y otro (en el libro editado y en el cuaderno inédito) había becquerismo y byronismo y pathos; había brío, locura, priapismo, cosas. Las cosas que a uno le pasan cuando tiene la poca original costumbre de cumplir veinticinco años y plantarse en los treinta como si tal cosa.
Y luego la desvergüenza de escribirlo; la precaución de no enseñarlo mucho.
Os dejo cinco piezas de Regadío:

bwv 1007
La ayudas a vaciar el piso;
todas sus cajas han cabido
sobradamente
en el maletero de tu coche,
On vols que et porti?,
Enlloc.
Un silencio mínimo
se ha instalado entre vosotros,
ilustrando la serenidad que ella
desmenuza por todo el vehículo,
Vols escoltar això?,
Què és?,
Posa-ho, veuràs.

y bwv 1008
Cuando, después de
46:44,
ella seguía sin querer ir
a ningún sitio concreto,
empezaste a creer
que podrías serle una suite,
una esponja,
un cuaderno por estrenar,
algo;
un sitio, incluso.
Abre la ventanilla,
verás qué fresco el aire;
y mira hacia otro lado,
no vaya a ser
que descubra
lo que eres.

esquemas
Lo tenías plenamente asumido,
o eso creías;
habías llegado a familiarizarte
con ese estado mental,
y en esa forma nueva
empezabas a construir
algo que no se parecía en nada
al futuro.
Y ahora qué.
Se te ha desmontado la previsión,
roto el esquema;
el amor es un depósito de invierno
eso decías―,
los bolsillos cosidos para que las chaquetas
de los trajes no se deformen.
Ahora qué.

de todo lo terrenal
Porque empiezo a creerme que soy
el espacio de tu peripecia.
Me quedaré aquí esperando,
por si fueras la erosión de mi tiempo.

los detalles
Me horroriza que algún día se me puedan pasar por alto. No es importante saber qué haces, qué piensas. No. Tu vida es tuya: yo no soy nadie para conocer ese tipo de cosas. Sólo me interesan los detalles. No los quiero para hacer nada en concreto; ni siquiera tengo la intención de servirme de ellos: los quiero para mí, los quiero por quererlos; acaso para tener algo que cuidar. Y me aterra que algún día deje de verlos. Ya no usa lápiz de ojos, por ejemplo, y ha guardado la ropa de invierno. Prescindir de los detalles sería como no ver que hoy también ha venido. No deseo hacer nada con ellos, amor mío. Nada. Los guardo aquí, ¿ves?

(Cinco poemas de Regadío)

Comentarios

  1. Vull aquest llibre i comentar-lo un dia amb tu. Suposant que existeixi aquest llibre i no sigui un joc metaliterari.
    Abraçada enorme, Manel. Ganes de veure't.

    ResponderEliminar
  2. M'encanta aquest amor a les butxaques de les americanes. Gran imatge!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares